viernes, 2 de septiembre de 2016

[Página 42] ¿Qué pintamos aquí?

Nació en Suiza, donde tuvo una infancia relativamente feliz, ¿quién no tiene algún trauma en su infancia?, pero en su juventud ya se convirtió en una rebelde sin causa, algo que ya se veía venir, pues muy joven se enfrentó al cura de su colegio. Pero tal vez lo más difícil fue enfrentarse a su padre, que se obstinaba en que Elisabeth trabajase en su oficina, cuando ella tenía muy claro que quería ser médico y aliviar el sufrimiento humano. Esa falta de entendimiento y la cabezonería de ambos la llevaron a trabajar interna en una casa durante una temporada.

Vivió la II Guerra Mundial, hecho que no había de pasar por su vida sin dejar huella y que la permitió hacer lo que ella siempre había querido: aliviar el sufrimiento. Tras la guerra se fue a Polonia con una especie de ONG y allí cooperó de voluntaria.

Aquí hay una parte del libro que me conmueve especialmente y que transcribo literalmente porque creo que nadie lo sabe contar como ella. Es el comienzo del capítulo 10, al que titula: < Las Mariposas>.

      << Yo hablo de amor y compasión, pero la mayor enseñanza sobre el sentido de la vida la recibí en un sitio donde se cometieron las peores atrocidades contra la Humanidad.

Antes de marcharme de Polonia asistí a la ceremonia de inauguración de la escuela que habíamos construido. Desde allí viajé a Maidanek, uno de los infames laboratorios de muerte de Hitler. Algo me impulsó a ir a ver con mis propios ojos uno de esos campos de concentración; tenía la impresión de que verlo me serviría para entenderlo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario